El anhelo de Oscar y Janeth siempre fue vivir en un lugar tranquilo, campestre, lejos del ruido y la contaminación de la ciudad y hoy ese deseo está cerca de volverse realidad.

La pareja vivirá a tan solo 35 minutos del Valle de Aburrá, en uno de los paraísos habitacionales de Antioquia, el Oriente Antioqueño, también conocido como Valle de San Nicolás.

“Se nos presentó la oportunidad de vivir en un municipio maravilloso del Oriente Antioqueño y no lo dudamos. Elegimos vivir en este lugar por su tranquilidad, calidad del aire y por los espacios naturales y culturales que nos brinda. Nuestro deseo siempre fue retornar al campo y desde allí aportar al cuidado del medio ambiente y manejo sostenible de sus recursos”, cuenta Janeth Quiroz.

El Oriente Antioqueño es una de las nueve subregiones en las que está dividido el Departamento, este alberga hermosos paisajes, un clima agradable, turismo local y gente amable.

La conexión y el equilibrio con lo natural que se vive allí, hacen de esta Subregión un lugar atractivo para aquellos que desean habitar con tranquilidad.

En Grupo Lorca tenemos como propósito brindar espacios que permitan vivir de una manera consciente y sostenible en el Valle de San Nicolás, por ello, nos inspiramos en la naturaleza, en los buenos momentos y la familia.

Nuestros diseños se destacan en el sector inmobiliario por ser innovadores y sostenibles, basados en una filosofía de vida: respeto y compromiso con el Medio Ambiente.

Es el caso de Lotus, Forest y Nativa nuestros proyectos, construidos especialmente para vivir en equilibrio con la naturaleza. Porque estamos seguros que el lugar en el que se habita influye directamente en la calidad de vida y el comportamiento de los seres humanos.

Sabemos que vivir en un espacio cómodo, cálido, cercano, con buena distribución, contribuye al equilibrio y tranquilidad de sus habitantes.

«Los espacios menos densos generan sensación de bienestar, limpieza, armonía, equilibrio, además de ello, los seres humanos sentimos un balance energético grande alrededor de la naturaleza. Las personas necesitamos espacio, tomar distancia y así poder balancear lo que sentimos», afirma el arquitecto Daniel Sánchez.